En mayo de 1974, ante el traslado del jefe de la Unidad de
Horticultura, ya hacía un año, se me nombra jefe de la misma. Tenía 27 años.
Hacía menos de 2 años que había vuelto del período de formación en Holanda (casi 2 años). Éramos 2 investigadores. En un par de años éramos más de 15
investigadores. Aparte de coordinar la actividad tenía que hacer mi propia
investigación. No teníamos más que unas parcelas experimentales, algún auxiliar
de campo y escasos medios técnicos. Aún me maravillo de cómo salí adelante. Sin
embargo, el agobio de trabajo y la escasa ayuda me llevaron a hacer cosas
sencillas, como la selección del pimiento Morrón, demanda de la zona, que dio
lugar a la obtención de la línea Luesia. Su éxito me impidió pensar en su mejora
cruzándola con otras de las líneas obtenidas en el mismo programa.
Afortunadamente, porque en ese momento habríamos perdido la resistencia a
Verticillium y probablemente la resistencia al agrietado del fruto. No hay mal
que por bien no venga. Cuando, muchos años después mejoramos la variedad Piver,
ya conocíamos cómo manejar la resistencia y cómo actuar más convenientemente en
el proceso de selección. Y todo esto, con la transferencia de la investigación
agraria desde el Estado a las autonomías, poca implicación de los
jefes-políticos, escasas directrices de trabajo y no resolviendo el hecho de
que había alguna investigadora incapaz provocando, por no decir cosas peores,
mal ambiente en la Unidad.
Inicio este blog con motivo de la publicación del libro ‘Corría el año 1969’ ya hace casi 2 años. En ese año, en Madrid, un grupo de ingenieros agrónomos españoles tuvimos el atrevimiento de planear nuestro viaje fin de carrera a los países comunistas del Este de Europa.
viernes, 12 de febrero de 2016
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