Resulta que una mañana de domingo habíamos salido un grupo de
amigos a dar un paseo por el campo, senderismo le llaman, y tras el ejercicio,
o con él como excusa, recalamos en el bar de un pueblo a almorzar. Después de
trajinarnos los correspondientes huevos fritos con chorizo (realmente este era el
principal objetivo del paseo), empezamos a caer en la cuenta de que las paredes
del bar estabas decoradas con algunas fotos en blanco y negro. De esas que
todos hemos visto en la prensa cuando se publican avistamientos de ovnis.
Preguntado el camarero y dueño del bar, nos dijo que como aficionado pertenecía
a una asociación para estudiar aterrizaje de ovnis. Los socios acostumbraban,
entre otras actividades, a trasladarse a los lugares donde se podía haber visto
algo raro y encuestaban a los paisanos y hacían sus informes para el grupo de
aficionados. Entrando en materia le preguntamos si alguna vez se había llegado
a hablar con los alienígenas. Nos contestó afirmativamente y que la
comunicación se hacia por una especie de telepatía. El caso es que, después de
disquisiciones varias, alguien le pregunto:
-¿Y qué es lo que los alienígenas piensan de la humanidad?
El aficionado respondió:
-Sencillamente, que somos un proyecto fallido.
¿Alguien podría
resumir mejor la situación en dos palabras: proyecto fallido? Para mi fue una
suerte de revelación, pues eso explicaba muchísimas cosas. Y claro, desde
entonces creo en los alienígenas. Aunque les pido a esos seres que dejen, por
favor, de hacer experimentos con los humanos.
Adenda:
En realidad hasta la Biblia concuerda con esta historia. Hubo
ángeles que se rebelaron ante Dios en la creación y, ya como demonios, andan
dando mal a la humanidad.
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