jueves, 13 de agosto de 2015

EL CINTURÓN DEL FUNCIONARIO (Serie investigación-1)


(Con esta primera entrada inauguro una serie, que será intercalada, de historias curiosas de un centro de investigación agraria y de investigación en general)

Como todas las mañanas, el capataz de la Unidad fue al garaje a coger el coche que utilizaba para bajar a la parcela experimental de investigación agraria, junto al río Gállego, en Zaragoza. Al no encontrarlo tuvo que solicitar otro coche para poder hacer su labor y por supuesto denunciar al director del Centro de Investigación su desaparición.

Una vez en la parcela y dando una vuelta a su alrededor, vio que el coche perdido se encontraba en un camino abrupto y sin salida, entre el boscaje de ribera del río. Se acercó al coche, no sin prevención, pues estaba medio atascado y con las dos puertas delanteras abiertas de par en par.

Ya dentro del coche, un Renault 4L de los años 70, vio que las llaves de contacto se encontraban en su lugar. En el asiento del acompañante había abandonado un cinturón de pantalón de hombre. Puertas abiertas, camino entre boscaje, llaves puestas, cinturón de hombre. El capataz sin dudarlo pensó: encuentro de pareja abortado ante la presencia de alguna otra persona. La pareja debió de tener que abandonar precipitadamente el asunto, caminando a pie, de malas maneras por la orilla del rio, y el hombre, claro, sujetándose los pantalones

Con estas suposiciones, el capataz recogió el coche y acudió con la noticia de su recuperación al director, a quien entrego el cinturón. Éste le dio la orden de no comentar nada a este respecto.

El director, por el tamaño del cinturón, supuso que el funcionario debía de ser más bien delgado. Con esta premisa empezó a observar a los varones del centro, entre los que me encontraba yo, que casualmente era de la misma Unidad que el coche desaparecido. Después del consiguiente interrogatorio fui descartado y siguió la búsqueda por otras Unidades.

Parece ser, pues con certeza no llegó a saberse, que el hombre era de otra Unidad del Centro, pero, claro, si el coche era de nuestra Unidad la mujer debía de ser de nuestra propia Unidad. ¡Caramba, caramba!

 

 

 

 

lunes, 10 de agosto de 2015

COMUNISTAS ESPAÑOLES EN RUMANÍA

             Proseguimos haciendo nuestra valoración del viaje.
 
–Y la desaparición de Carlos Shepherd– me decía Santiago– probablemente en la búsqueda de sus colegas del PC.

                 Este hecho merece la pena ser contado.

El 26 de julio, en ese paseo por Bucarest se nos unió Ignacio, el compañero de habitación de Carlos Shepherd, que quería contarnos algo. Ignacio nos dijo que Carlos le había comentado, que la pasada noche y seguramente algunas de las siguientes, no iba a dormir en el hotel pues tenía cosas más ‘importantes’ que hacer. De hecho, no lo habíamos visto en todo el día.

Santiago le dijo a Ignacio:

–Tranquilo, mejor vas a dormir.

–Sí, pero no sé cómo decírselo a Don Joaquín.

–Pues simplemente díselo con las mismas palabras que nos has dicho a nosotros.

–Sí, pero yo fui quién porfió ante Don Joaquín para que lo aceptase para el viaje, a pesar de que no era estudiante de agrónomos. Santiago se quedó pensativo y, al cabo, le preguntó a Ignacio:

– ¿Este tío no es del PC?

–Sí, de hecho ha aparecido su foto, convenientemente disfrazado para no ser reconocido, en la revista ‘Mundo Obrero’, como ejemplo de estudiante comprometido con el PC.

–Pues no me digas más. ¿No reside en Rumania Santiago Carrillo?

–Creo que sí. –Contestaba Ignacio–. Además, Sherperd era de los que en el año 64 iba al frente de una manifestación cuyo lema era: ‘Anda jaleo, jaleo, los estudiantes despiertan y el SEU se va a paseo’, producto de la cual desapareció este sindicato, aunque quedaron los comedores estudian­tiles, que todos seguíamos llamando del SEU, y que nos hacían un buen servicio.

 
En cuanto a Carrillo, entonces eran conjeturas, pero luego se supo que estaba residiendo habitualmente en algún lugar de Rumania, cuyo gobierno le financiaba sus activi­dades. Entre ellas, la más conocida la emisión desde este país de Radio Pirenaica. Si Sherperd había salido en Mundo Obrero, ¿no tendría la misión de dirigirse a los universi­tarios españoles desde Radio Pirenaica?