lunes, 6 de abril de 2015

LA ÚLTIMA NOCHE EN BUDAPEST

Empezaré por el final del viaje. La última noche pasada en un país del Este de Europa, fue concretamente el 3 de agosto de 1969 en un hotel de Budapest. Mi compañero de habitación Santiago y yo nos dedicamos a reflexionar sobre el viaje que estaba a punto de acabar.

 


Nuestro hotel en Budapest se encontraba junto a la embajada en Estados Unidos que, como se ve en la foto, era muy concurrida en su exterior porque en las vitrinas se exhibían algunas noticias de la prensa extranjera.


Santiago, nostálgicamente, me preguntaba cuál era mi impresión del viaje:

– Yo le decía, creo que es una experiencia inigualable, que nos ha permitido vislumbrar las diferencias entre países, aunque todos sean de ideología comunista.

Hoy puedo decir que fue una de las actividades más acertadas de mi vida, pues me permitió en un escaso período de tiempo, adquirir una serie de experiencias que de otra forma habría tardado años en percibir. Aunque el tiempo que empleamos en el viaje fue relativamente escaso, fue suficiente para hacernos una idea de cada país y sus diferencias. El viaje espabila a la gente. (También una vida llena de contrastes.)

Santiago me decía:
 
–Son ciertas las diferencias. El país más diferente y más atractivo es Yugoslavia, que denota un mayor nivel económico, producto de la tercera vía entre comunismo y capitalismo. Los complejos ‘agrocombinats’ (cooperativas agroalimentarias) daban buena sensación y no se veía tanta dejadez, como la que hemos visto en el resto de países.

En aquel momento, no éramos conscientes de la comple­jidad que entrañaba ese país y las desgracias subsiguientes, cuando cayó el telón de acero y las fuerzas centrífugas del país, espoleadas por intereses externos, lo desmembraron tras una cruenta guerra. Quizás, si eso no hubiera ocurrido, la 3ª vía yugoslava podría haber sido una solución para los tiempos que corren ahora, en los que, desaparecido el comunismo, el capitalismo campa por sus respetos. Bueno, quién sabe, el tiempo puede llevarnos a ello, pues la gente se decanta cada vez más por la cooperación que por el indi­vidualismo. De hecho nuestro sistema cooperativo agrario sigue teniendo sus potencialidades, aunque de tarde en tarde alguno de los gestores haga alguna pifia.

Santiago seguía: ¿Y a otros niveles, que destacarías?
 
–Es el único país de los que hemos visitado, donde hemos visto alguna práctica religiosa clara. Aunque solo fuera en una ermita campestre de Eslovenia.

La religión estaba larvada en los países comunistas pues con la caída del telón resurgió con fuerza. Aunque en Yugoslavia las religiones tuvieron mucho que ver, al menos como excusa, en la desmembración del país.

–También nos sorprendió la convivencia entre alumnos y alumnas, en la primera residencia de estudiantes en que pernoctamos en ese país.

Sí, fue muy sorprendente, pues chicos y chicas dormían en habitaciones diáfanas pero todos juntos.

Esto era demasiado para nosotros, pobres españoles, educados de forma tan diferente. Pero, poco a poco, nos fuimos acostando y serenando, hasta que de repente entraste tú Santiago en el dormitorio y nos gritaste:

¡¡¡Estamos a cuatro pasos del amor libre y vosotros tan tranquilos!!!

 
–Y, también nos asombró el striptease que pudimos ver, propio de la cultura capitalista, que para muchos de nosotros era el primero.

 Pero esto será comentado en una próxima entrada de este blog.

(Continuará)

 
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario