Empezaré por
el final del viaje. La última noche pasada en un país del Este de Europa, fue
concretamente el 3 de agosto de 1969 en un hotel de Budapest. Mi compañero de
habitación Santiago y yo nos dedicamos a reflexionar sobre el viaje que estaba
a punto de acabar.
La religión estaba larvada en los países comunistas pues con la caída del telón resurgió con fuerza. Aunque en Yugoslavia las religiones tuvieron mucho que ver, al menos como excusa, en la desmembración del país.
Nuestro
hotel en Budapest se encontraba junto a la embajada en Estados Unidos que, como
se ve en la foto, era muy concurrida en su exterior porque en las vitrinas
se exhibían algunas noticias de la prensa extranjera.
Santiago, nostálgicamente, me preguntaba cuál era mi impresión del viaje:
– Yo le decía, creo que es una
experiencia inigualable, que nos ha permitido vislumbrar las diferencias entre
países, aunque todos sean de ideología comunista.
Hoy puedo
decir que fue una de las actividades más acertadas de mi vida, pues me permitió
en un escaso período de tiempo, adquirir una serie de experiencias que de otra
forma habría tardado años en percibir. Aunque el tiempo que empleamos en el
viaje fue relativamente escaso, fue suficiente para hacernos una idea de cada
país y sus diferencias. El viaje espabila a la gente. (También una vida llena
de contrastes.)
Santiago me decía:
–Son ciertas las diferencias. El país más diferente y más atractivo es
Yugoslavia, que denota un mayor nivel económico, producto de la tercera vía
entre comunismo y capitalismo. Los complejos ‘agrocombinats’ (cooperativas
agroalimentarias) daban buena sensación y no se veía tanta dejadez, como la que
hemos visto en el resto de países.
En aquel
momento, no éramos conscientes de la complejidad que entrañaba ese país y las
desgracias subsiguientes, cuando cayó el telón de acero y las fuerzas
centrífugas del país, espoleadas por intereses externos, lo desmembraron tras
una cruenta guerra. Quizás, si eso no hubiera ocurrido, la 3ª vía yugoslava
podría haber sido una solución para los tiempos que corren ahora, en los que,
desaparecido el comunismo, el capitalismo campa por sus respetos. Bueno, quién
sabe, el tiempo puede llevarnos a ello, pues la gente se decanta cada vez más
por la cooperación que por el individualismo. De hecho nuestro sistema
cooperativo agrario sigue teniendo sus potencialidades, aunque de tarde en
tarde alguno de los gestores haga alguna pifia.
Santiago seguía: ¿Y a otros niveles, que destacarías?
–Es el único país de los que hemos visitado, donde hemos visto alguna
práctica religiosa clara. Aunque solo fuera en una ermita campestre de
Eslovenia.
La religión estaba larvada en los países comunistas pues con la caída del telón resurgió con fuerza. Aunque en Yugoslavia las religiones tuvieron mucho que ver, al menos como excusa, en la desmembración del país.
–También nos sorprendió la convivencia
entre alumnos y alumnas, en la primera residencia de estudiantes en que
pernoctamos en ese país.
Sí, fue muy
sorprendente, pues chicos y chicas dormían en habitaciones diáfanas pero todos
juntos.
Esto era
demasiado para nosotros, pobres españoles, educados de forma tan
diferente. Pero, poco a poco, nos fuimos acostando y serenando, hasta que de
repente entraste tú Santiago en el dormitorio y nos gritaste:
¡¡¡Estamos a cuatro pasos del amor libre y vosotros tan tranquilos!!!
¡¡¡Estamos a cuatro pasos del amor libre y vosotros tan tranquilos!!!
–Y, también nos asombró el striptease que pudimos ver, propio de la cultura
capitalista, que para muchos de nosotros era el primero.
Pero
esto será comentado en una próxima entrada de este blog.
(Continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario